Hikikomori literalmente "apartarse, estar recluido", i.e., "aislamiento social agudo") es un término japonés para referirse al fenómeno de gente apartada que ha escogido abandonar la vida social; a menudo buscando grados extremos de aislamiento y confinamiento, debido a varios factores personales y sociales en sus vidas.

El aislamiento social completo parece que es, principalmente, un fenómeno japonés, pero jóvenes en todo el mundo sufren la misma presión social y pueden ser objeto de burla, por lo que a menudo se crea un comportamiento parecido de odio y agresión. Se conocen casos en Latinoamérica.
Síntomas
La mayoría de afectados por este trastorno son jóvenes o adolescentes viviendo en casa de sus padres y que se aíslan en su habitación o alguna otra para no tomar, literalmente, ningún contacto con el mundo exterior. Quienes tienen esta conducta abandonan la escuela, no trabajan ni mantienen relaciones sentimentales. A menudo, el mundo de la televisión o los videojuegos se convierten en su marco de referencia.
Reacción padres
Tener un hikikomori en la familia es a menudo vergonzoso, y es considerado en Japón un problema interno de la familia. Los colegios y asistentes sociales pueden hacer preguntas, pero normalmente no se involucran en la situación. En Japón, la educación del niño corre a cargo de la madre, por tradición, y puede que el padre deje todo el problema del hikikomori a la madre, la cual se siente sobreprotectora con su hijo. En un principio, la mayoría de los padres se limitan a esperar que el niño supere sus problemas y regrese a la sociedad por su propia voluntad. Lo ven como una fase que el niño ha de superar. Además, muchos padres no saben qué hacer con un hikikomori, y simplemente esperan debido a la falta de otras opciones.
Tratamiento
Hay diferentes opiniones sobre el tratamiento que debe seguir un hikikomori, y las opiniones a menudo se dividen en un punto de vista japonés y otro occidental. Los expertos japoneses normalmente sugieren mantener un contacto permanente sin invadir su espacio e intentar reincorporarlo a la sociedad de manera muy progresiva, mientras que los médicos occidentales piensan que hay que mantener una postura de firmeza e incluso actuar de manera directa forzando al hikikomori a abandonar su enclaustramiento. En cualquier caso, es necesaria una ayuda psicológica, ya que muchos padres se ven abrumados por los problemas de un hikikomori. Aunque hay algunos médicos y clínicas especializados en ayudar a jóvenes hikikomori, muchos de ellos y sus padres aún sienten falta de apoyo a sus problemas.
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