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jueves, 13 de junio de 2013

Un nuevo tipo de estrellas variable sorprende a los astrónomos


La paciente observación de más de 3.000 estrellas de un grupo de la constelación del Centauro, durante siete años, ha proporcionado a los astrónomos una buena sorpresa: 36 de ellas son variables, siguiendo un inesperado patrón de variación ligerísima de su brillo. Es algo que desafía las teorías estelares y los científicos no saben aún qué mecanismo produce ese cambio minúsculo de brillo (0,1% del brillo normal de la estrella) que han observado y que se produce en períodos que van de dos a 20 horas. Son estrellas más calientes y brillantes que el Sol, pero, aparentemente, no tienen nada de especial. Están en el grupo NGC3766.

"La misma existencia de esta nueva clase de estrellas variables es un reto para los astrofísicos", señala Sophie Seasen, una de las científicas del equipo, del Observatorio de Ginebra. "Los modelos teóricos actuales predicen que su luz no varía periódicamente, así que ahora nos estamos volcando en buscar más datos del comportamiento de este extraño nuevo tipo de estrellas".

Ya tienen alguna pista: algunas de esas estrellas ligeramente variables parece que giran a gran velocidad, explica el Observatorio Europeo Austral (ESO). Rotan a velocidades que superan la mitad de la que sería la velocidad crítica, es decir, el umbral a partir del cual la estrella es inestable y lanza su material al espacio."En esas condiciones, la rápida rotación tendrá un impacto importante en las propiedades internas [del astro], pero aún no somos capaces de modelar adecuadamente las variaciones de su luz".

El hallazgo de estas peculiares estrellas ha sido posible gracias al trabajo continuado con un telescopio no especialmente grande, el Leonhard Euler, de espejo principal de 1,2 metros de diámetro, situado en el Observatorio de La Silla (Chile), del ESO.

Los investigadores del Observatorio de Ginebra, que presentan su descubrimiento en la revista Astronomy and Astrophysics, han alcanzado un nivel de precisión en sus medidas de brillos de las estrellas del doble del que se obtiene en estudios comparables con otros telescopios. "Hemos logrado este nivel de sensibilidad gracias a la gran calidad de las observaciones, combinado con un análisis muy cuidadoso de los datos", declara la líder de la investigación, Nami Mowlavi, en un comunicado del ESO. "Pero también porque hemos llevado adelante un programa de investigación que ha durado siete años; probablemente no habría sido posible obtener tanto tiempo de observación en un telescopio mayor".

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